Ganas me dan de regalarte un paraguas, qué tontería.
Ayer quise llevarte un cuento
pero, aunque los cuentos digan la verdad,
pero, aunque los cuentos digan la verdad,
no hallé el que hablase de la tuya.
Volví a considerar
el paraguas.
Lo digo por
el dolor, que algo habrás de hacer
hasta que
desaparezca.
que puede
ser cualquier cosa,
hasta un
avión de pasajeros en pleno vuelo,
habiendo casos más domésticos,
como la misma
voz o una uña.
Sin embargo
para el dolor yo prefiero
las conchas
en la playa,
yertas,
afiladas e inconscientes
como
colmillos de cachorro salvaje,
esas que encuentro convocadas
en la arena
sin más motivo visible que morir a mis pies
sin más motivo visible que morir a mis pies
matando,
pero juntas.
A ellas
ofrezco mis plantas desnudas
que se empeñan
en sentirse vivas.
Es mi
estrategia, oye,
quizás
demasiado propia.
Pero con
ella ensayo mi resistencia
sin tener
que morir por cristales de botella
o por
cuchillos que otros pongan en mi camino.
De todas formas si encontrara un cuento,
sin dudar te lo contaría.
sin dudar te lo contaría.
3 comentarios:
Bellísimo, le acabo de regalar estos versos a una amiga. Qué sorpresa de primavera, Angi!!!! Me gustan tus palabras, cómo las enredas y las mezclas...
Cuánto me alegro, Alivio. Este poema nació como un regalo a una amiga, así que me emociona que siga cumpliendo su función. Beso, paraguas, concha, cuento.
Gracias, precioso
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