Tiene cinco años y su cuento favorito es El patito feo. No
sabe si al patito no lo quieren porque es feo o porque es diferente.
Cuando pasa con su padre por la calle Betis siempre busca los patos en el agua. Mira, papá, los patitos blancos. A veces no la escucha. ¿Y el patito negro? O no le contesta. ¿Y el patito negro, papá? Insiste. Pero él acomoda de nuevo la mano minúscula en el hueco de la suya y aprieta el paso. Nunca sabrá que en realidad la niña le está preguntado si la quiere.
Cuando pasa con su padre por la calle Betis siempre busca los patos en el agua. Mira, papá, los patitos blancos. A veces no la escucha. ¿Y el patito negro? O no le contesta. ¿Y el patito negro, papá? Insiste. Pero él acomoda de nuevo la mano minúscula en el hueco de la suya y aprieta el paso. Nunca sabrá que en realidad la niña le está preguntado si la quiere.
Aurora Delgado.
1 comentario:
A veces estamos tan ocupados con lo prosaico y lo cotidiano, que no prestamos atención a lo verdaderamente importante.
La niña puede estar tranquila. Su padre acomoda su manita dentro de la suya y eso también es una respuesta a su pregunta, aunque ella tampoco pueda percibirlo.
Un saludo.
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