Hay un órgano en cada estómagoque acompaña al ciervo en su llamadaal caer la nochey un cristal en cada frenteal que se asoman los jóvenes que éramosesos díasy una playa de piedras en cada manoa la que volver para desenterrar una botellade la que bebimosy una manta de césped en cada rodillaque amortigua el dolor del pasoal volver a casa.
Hay una carretera en cada pechoen cuyo arcén crece algo vegetalsiempre.No digas que no somos más que polvo otra vez.
2 comentarios:
Vale, no lo diré. Seré estómago, frente, mano, rodilla y pecho. Hechos polvo, eso sí.
Abrazos, siempre
¡Estamos de acuerdo, entonces!
Bienvenido, Amando.
Publicar un comentario