sábado, 30 de julio de 2011

Misterio adolescente


Misterio adolescente.
Nada importa.
Las sillas desvencijadas, nada.
Nada la mesa de patas metálicas,
Nada el ruido, nada el olor a tabaco,
nada el frío de la calle.
El viento huracanado o el salitre, nada.
Nada el olor a pescado del puerto.

Nada, menos ese instante:
un vaso de cristal,
una bolsa de té
que hace olas
y tiñe de rojo el agua muy caliente.
Mis dedos descubriendo
los ladrillitos gemelos de azúcar,
llevándolos al borde del  vaso,
obligándolos al chapuzón,
y a la lentísima caída de su dulce imperio
ante mis ojos
que hace rato han dejado de mirarte
para buscar al trasluz
el porqué de todo este ir y venir,
de este loco crecimiento
y comprender que nada importa,
nada, menos el vaso,
el té
 las olas rojas
            el dulce naufragio
                        y los ojos que miran.

jueves, 28 de julio de 2011

Sobre por qué es bueno nadar

Nado
en presente de indicativo.
Buceo
en las mil formas
cotidianas
posibles
de olvidarte,
saludable ejercicio.

lunes, 25 de julio de 2011

Tú no, pero sí tu nombre



Nunca vives del todo aquí.
Vienes de fuera
y andas de puntillas por lo extraño.

Crees que solo las hormigas dan fe
de tus pasos por las aceras.
Pero sientes nostalgia del riesgo
si  alguien, un hombre mismo,
te dice entre dos coches,
un hombre que siempre ha vivido aquí,
cómo estás,
sigues trabajando,
no sabes cuánto te nombra mi hijo.

No, no lo sabes.
Sonríes y te alejas
unida por un instante a ese intrépido nombre tuyo,
viajero por los pliegues de la memoria ajena,
instalada fugazmente
en un nombre visitador
que regala timbres, estampas, aromas
que hacen al otro más real
allí donde esté,
lejos de ti,
aquí mismo.

Te vas
porque tú
no vives aquí,
pero sí tu nombre.