viernes, 22 de noviembre de 2013

Aquí dentro. Compasión.



                                                                       Para M.C. y A.D., otra vez a medias.
Mira la armadura rota
de esos caracoles,
fijados a la rama del olivo
por un cemento blanco
hecho de paciencia y saliva,
y no desertes
ni ante el borde cortante de la cáscara,
ni ante el despeñadero de nácar
donde hoy solo vive la dura luz del día.
Ponlos en la palma de mi mano,
deja que los alivien mis pestañas.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Allá lejos.



Para M.C. y A.D., a medias.

Oh, Gulliver,
préstame la distancia que hay
desde tu nariz
hasta aquel insignificante que dispara la flecha.
Oh, Reina del hormiguero,
entrégame tu pecho ciego a los golpes
de antena de tus obreras.
Oh, Satélite Mecánico
que ignoras tu fin en un cráter del desierto de Arizona,
concédeme tu empeño en seguir la ruta
y mantener la emisión sin preguntas.
Amigos, hace calor, siento frío.
Se llora cuando se está cerca.
No entiendo a mi amado, ni a mi hijo,
ni a mi amante, lloro por ellos.
Ni a la puñetera adolescente
que fui
y que ahora me escribe cartas en papel de cuadritos.

Dioses, gigantes, ingenios,
dadme un poco de vuestro
allá fuera allá lejos.
Ayer mismo escuché
a los caracoles
en el descampado
decirse a gritos que sí
podrían huir de las llamas.