lunes, 17 de septiembre de 2012

Abrazo de agua.





Para M.
Y de pronto
hubo río en ese abrazo,
choque de olas a la altura del pecho,
agua en la garganta
a la misma temperatura que el sudor.

Traías lluvia de varios días.


Anoche tú también caminabas temblando
sobre una línea recta imaginaria,
funambulista a ras de suelo,
la camisa blanca
haciendo luz sobre un pueblo a oscuras.
Anoche tú también temblabas.


Nos abrazamos.
El mundo es un lecho curvo
que hace de cada paso
un atrevimiento.
Solo si cierras los ojos sabrás por dónde caminas.