jueves, 1 de mayo de 2014

Creo.





En la tortuga que despierta del invierno
y escapa por un roto de la malla,
en la espiga de trigo asomando
por la mediana de una carretera,
en la gallina desplumada y ronca
picando por las calles de la ciudad,
en todas ellas creo,
porque están ahora mismo
donde era imposible,
y crecen, huyen y cacarean
en este momento
y en este lugar
en que lo único posible

es morir.

martes, 8 de abril de 2014

Ceniza.


Para A.V.C.

la tinta
los melocotones
la vela del velero
los ríos en los libros de texto
la garganta de tu madre
la espuma 
el regaliz
el pelaje de los gatos
las pantallas
la nube a nuestros pies
el pan del desayuno
un charco
la bata del médico
la sangre de un pinchazo
el cristal
la pared que me sostiene 

nada

nada puedo mirar 
que tenga color 
para vencer a la ceniza
ni para desterrar el gesto 
que confirma 
su ley
detrás de tus párpados

allí solo habrá ceniza 
y si yo dijera siempre
ella ha dicho nunca más
y esa es 
la última palabra

domingo, 16 de marzo de 2014

Conveniencia




La realidad es una contundente señora.
Siempre habla la última.
Rompe el espejo,
tapa la ventana,
hace crecer la hierba,
manda aviones sin piloto
a reconocer el terreno,
y tacha lo que escribimos
al despertar.

La realidad
quisiera ser nuestra amiga,
pero sabe que solo jugamos con ella
por conveniencia.

domingo, 9 de febrero de 2014

Terapia.




Dice que la culpa se amontona en la espalda
y se hace de piedra entre los huesos.
Mientras él amasa,
las mariposas iluminan una parte perdida de mi cuerpo.
Sigo ese vuelo azul,
sus dedos escalan por mi cuello.
Allí hay ruido de cadenas, chirriar de motores.
En silencio le doy permiso para tirar fuerte
y quedarse con ese pesado laboratorio entre sus manos.
Pero sus manos de arcilla
ya están limpiando mi espalda
con un paño, a toques contenidos,
y con una caricia,
me piden que me levante.
Seguro que no es fácil retirar la piedra,
acallar chasquidos
o desatornillar edificios ajenos
usando solo las manos.

martes, 28 de enero de 2014

Paseos mañaneros.


La Luna no es plateada, por más que nos empeñemos, sino marrón.
Y aunque desde la Tierra la vemos brillar limpiamente, como si fuera una estrella, Venus, que tiene sus fases, siempre es de color fangoso. Las nubes la protegen.
Quizás, a la hora del paseo, el menos engañoso sea Marte, una bola del mismo color que ofrece el óxido en la tierra. Pero tiene sus riesgos.
Otros planetas son nubes. Con esos no podemos contar.

Y no por estas razones dejamos de pasear por el primer planeta que se acerca temprano a nuestra casa.

(Y también http://angilafiera.blogspot.com.es/2012/02/despertar.html)

domingo, 12 de enero de 2014

Un comienzo.






































El primer día del año. El primer paseo. 
En el camino hay restos de la fiesta de ayer. 
Quizás alguien aprovechó para dejar atrás aquello que ya no quería o estaba roto. 
Quizás alguien perdió algo, pero no quiso volver atrás para recogerlo.


http://es.worldphoto.org/images/image/702580/?FromUrl=%2Fmembers%2Findividual%2Fimages%2F

miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿Qué tristeza?



La tristeza no viene sola: la asisten el cansancio, la rutina, la nostalgia.
La tristeza y la memoria se alían. La tristeza y el olvido, también.
Es un polvo que nos cae en el rostro, que ciega los espejos, que sepulta las señales en el borde de los caminos. 
Solo un huracán nos salva de ella, cuando ponemos la cara al viento para que se la lleve lejos.