lunes, 13 de agosto de 2012

Revelación.




Caminando, una revelación.

Retiro la flecha de mi estómago,
la herida crece
como quemadura en papel 
y deja pasar la vista
a través de mi cuerpo
de un lado a otro de la montaña.
No me detengo,
sopla el viento.
Mi cuerpo como un istmo
entre dos paisajes,
un marco ambulante.
La verdad deja mucho espacio libre.

Y no hay palabras,
la flecha no es una palabra,
el cuerpo tampoco,
ni la memoria.
No hay razón,
la flecha no es dueña de un sentido,
solo hace diana.

La verdad pesa bien poco.

Camino ligera.
El viento aúlla en un bosque cercano.

2 comentarios:

Darío dijo...

Simplemente maravilloso. Abrazo.

Angi La Fiera dijo...

¡Abrazo! Gracias.