Ahora.
Desde la copa del árbol
el niño, que tiene miedo,
puede mirar la playa
y al escarabajo
que acarrea la noche
en su espalda acorazada,
derribando las dunas,
portando en su cuerno
una lupa que enciende mi piel,
alcanza mis pechos y
muestra la senda que lo lleva a mi ombligo,
donde ahora hay un árbol
al que se ha subido un niño con miedo
que siente bajo sus pies
lo oscuro de un pozo,
un remolino
donde uno se ahoga
o aprende a bailar,
donde el escarabajo
toca el tambor del agua
con sus largas patas.
Suena sin pausa el chasquido de un látigo en el
presente.
3 comentarios:
Precioso pequeño Samsa, mejor bailar...
Es precioso, Angi. Mucho.
Un beso
Gracias, Carmela. Un beso.
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