Estás desnudo.
Al verte saltar
entro
en mis bolsillos
para tirar las piedras
y recuerdo
que no llevo ropa.
Ahora comprendo
por qué
los adultos
pesamos tanto.
-
Éramos acróbatas.
En el baile yo impedía
con mis hombros,
mis manos
y mi cara
que tu pie tocase
el suelo.
Se levantó la noche.
Elegiste
unos zapatos de tacón,
y yo,
que he sido tan fuerte,
siempre lo resistí.
Y también
http://angilafiera.blogspot.com.es/2012/11/primer-conjuro-contra-el-desanimo.html
http://angilafiera.blogspot.com.es/2012/09/abrazo-de-agua.html
4 comentarios:
Acróbatas de la vida, hermoso, pero se necesita mucha fuerza.
Un abrazo, Angi
La fuerza del acróbata, que se entrena cada día. Besos.
Debe ser que el amor es como el circo. Sus livianos habitantes... Un abrazo.
Livianos y forzudos. Un beso.
Publicar un comentario