domingo, 29 de abril de 2012
domingo, 22 de abril de 2012
Pre-ocupaciones.
Ala delta, amanecida, vuelo a motor,
mi cabeza es un estruendo
que arruina la mañana del domingo.
Rasante sobre el mapa,
como siempre, a cada poco
me salgo del dibujo
y se me borra la leyenda.
Sueño con un aterrizaje forzoso en mis sábanas.
viernes, 13 de abril de 2012
Conversación de primavera.
Subimos la cuesta.
A mi lado camina el hombre bueno.
Y al otro lado, el hombre sincero,
que habla de sexo
como si masticase el vinagre de las campanillas.
Empieza a nevar.
Los aparto de mi rostro,
pero se me pegan a la ropa,
enfrían mi pecho como
si abrazara desnuda un cristal:
sin embargo no parece que al hombre bueno le afecten esos
copos oscuros,
pues sabe dónde tiene que llegar
y que lo hará intacto.
El hombre sincero pregunta al hombre bueno
por las semanas, los días, las horas y los segundos
de su vida en que “nada, pero nada de nada”.
Este rebusca en el bolsillo del anorak.
Saca un trozo de pan de ayer, papelitos desteñidos, semillas
secas.
Hace ademán de ofrecer algo importante.
Abre la boca y responde con un resto de otra conversación
pasada,
con una frase antigua hecha de buenas intenciones.
No sufres, dice el hombre sincero,
tú no sufres, pregunta el hombre sincero,
deteniéndose a recoger más campanillas.
Noto que al hombre sincero le falta piel en la punta de los
dedos.
El silencio se adhiere a los copos y los hace pesados.
Las preguntas acaban ensartadas en las agujas de los pinos.
El hombre sincero se quita la piel y la deja sobre las
rocas.
Ambos coronamos la cuesta en carne viva.
martes, 3 de abril de 2012
Tanto (Pausa) Tanto.
La primavera explota en el buzón.
(Recojo los platos, hago mi vida)
Avanzo por el pasillo
y abro la puerta de golpe.
(Los pájaros agujerean en silencio
el castigo y la pena…)
¡Fuera, pájaros!
Mi cuerpo una aeronave en misión secreta.
Destino tu casa.
Allí dentro tendré suerte (tanta) suerte.
jueves, 22 de marzo de 2012
Las nueve menos un minuto.
ellas dejan sus mochilas apoyadas en el árbol
y se columpian con fuerza
antes de que suene la campana.
Ensanchan el tiempo.
Estupidez: preguntar a esas niñas
cómo lo hacen.
viernes, 16 de marzo de 2012
Júpiter y Venus bailan lento.
No saben Júpiter y Venus que su
lento baile es una señal de esperanza para mí. Algo de su movimiento sin avance
me dice que siempre puede haber una oportunidad: a pesar de todo, allí están, acercándose
y alejándose uno del otro, esos dos planetas cuyos nombres conozco.
Mirar hacia arriba, reencontrarlos
brillando en otro lugar de la noche, a miles de kilómetros de la posición de
ayer pero en el mismo pedazo de cielo que mi vista alcanza, tiene efectos
analgésicos: entregar mi corazón blanqueado por la sal y el ácido del día, y esperar medio segundo a que vuelva en su color y dispuesto a entrar en
casa.
domingo, 26 de febrero de 2012
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