martes, 11 de septiembre de 2012

Gesto invisible.




El tren empuja
una palmada de aire fresco 
tan leve que solo alza 
semillas de hilos transparentes,
gesto invisible
que declara el final del verano.

De pie en el andén
deseas que suceda algo bueno.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Esos pájaros salvajes.


El día es largo,
mi ropa tejida con espinos,
no te rías,
todo el día con la misma ropa,
solo quiero llegar a casa
y te juro que camino hacia delante
mientras esos pájaros raros
en los parques de la ciudad,

(cómo te explico,
no sé si los has visto,
hay miles en La Alameda,
son de colores limón,
si comparas, las palomas son aburridas
y tímidos los gorriones,
esos pájaros salvajes
aunque nacieran de huevo cautivo,
libres por un descuido de sus dueños,
esos pájaros que hacen nidos en las acacias
y se portan como si fueran de aquí de toda la vida)

pues ya te he dicho que yo solo quiero llegar a casa,
los oigo chillar ocupados
al vuelo en sus tareas,
subo la vista
y tiran del hilo atado a mi dedo anular 
desde aquel último globo 
que voló por los aires,
esos pájaros me destejen el vestido 
y las bragas,
no te rías,
hilo de color,
materia suspendida que nubla la escena,
ojos cegados,
mi alma que se disipa en la copa del árbol,
ya no tengo que volver a casa,
vámonos donde tú quieras.

viernes, 24 de agosto de 2012

Collage.


Mensajes escritos con tinta de limón.
Cartas, fotografías, palabras.
No hacen más que levantar sospechas
sobre cuánto de lo mío ha devorado el olvido.


Escupe, escupe esos trozos de vida que engulles,
camaleón de lengua avariciosa,
escúpelos y sigue tu lento camino.
Deja que yo me siente a comer en la orilla
y decida qué hechos me alimentan,
qué parte dejaré a las moscas y al viento
y cuáles guardaré para mañana.
En mi estado
debo cuidar la dieta.

Ojalá revientes.
Con los restos de tu estómago viscoso
montaré un bonito collage.

jueves, 16 de agosto de 2012

Salto.



a lo tonto
se sueltan de la barandilla
cierran los ojos
saltan juntas
las faldas volando sobre sus cabezas
las melenas peinando nubes
ellas dos puntos en el mapa
chinchetas de colores
en un prado de papel extendido
caen sobre una sábana
aire entre los dedos
música azul de fondo

y los insectos dejan de masticar hojas
para mirar como se besan

lunes, 13 de agosto de 2012

Revelación.




Caminando, una revelación.

Retiro la flecha de mi estómago,
la herida crece
como quemadura en papel 
y deja pasar la vista
a través de mi cuerpo
de un lado a otro de la montaña.
No me detengo,
sopla el viento.
Mi cuerpo como un istmo
entre dos paisajes,
un marco ambulante.
La verdad deja mucho espacio libre.

Y no hay palabras,
la flecha no es una palabra,
el cuerpo tampoco,
ni la memoria.
No hay razón,
la flecha no es dueña de un sentido,
solo hace diana.

La verdad pesa bien poco.

Camino ligera.
El viento aúlla en un bosque cercano.

miércoles, 8 de agosto de 2012

El centro del verano.


Para Estrella, que también se bañó en el Zumajo.

                                                             
El centro del verano.

Flotar en las aguas verdes,
un palmo de oscuridad bajo el pie,
o quizás mil kilómetros,
hasta llegar al fondo.


Es posible rozar el limo con los dedos,
sentir el destino de los suicidas.
Pero también es posible no hacer pie,
en ese día más resplandeciente que ninguno,
en los que tendrán que venir.

Allí está todo:
En la orilla el padre y la madre, su mirada, su quehacer.
Los abuelos ¡en bañador! acercando la sandía al agua para que se refresque.
Ya en el agua, la hermana, muy cerca.
Aquello que está bien
y aquello que da miedo.
Un palmo, mil kilómetros.
La carne roja de la fruta.
Esas olitas moviendo el fondo de lajas y barro.
La mirada propia, en un mundo redondo, lento,
de agua, pinos y cielo,
En un mundo brillante.

El centro del verano,
lo posible y lo soñado,
en ese cuerpo húmedo que las aguas dulces acarician.
Todo lo vivido se pega al cuerpo.
Y pasa después a las palabras.

domingo, 29 de julio de 2012

Paraísos 1 y 2.


Paraísos 1.

Luces
A su paso
una luz oblicua
va concediendo nombres.
Pero esa luz no revela el enigma:
todo lo que resplandece entre los árboles
se ha llamado alguna vez muerte o deseo.

Paraísos 2.

Dos hayas.
En el suelo tu raíces
abrazaron una piedra blanca,
y en el aire tus ramas
detuvieron la sangre de mi corteza herida.

Ahora ellos pasan 
sin notar que una vez 
también estuvimos en camino.