sábado, 9 de febrero de 2013

Año salvaje.






Este año viene tan sucio
que yo palabro en latas de conserva
para aliviar la mixtura del plástico podrido,
la raspa y la hoja de lechuga.

Palabro también en el café 
volcado en la mesa,
haciendo río por mi falda 
hasta la alcantarilla.
En los amigos que se traicionan 
en las esquinas de los bares.
En las parejas que tragan piedras
y las eructan en estado de shock.


  Mañana las noticias darán cuenta del alcance de los proyectiles, cerrará el ojo de la cámara nuestro propio ojo y  ninguna madre nos lavará detrás de las orejas.
                                 
               Este año salvaje que convoca a las palabras
y las castiga a la jungla sin cenar.

sábado, 2 de febrero de 2013

Habitación de invitados, 4: Lidia Esteban. De la levedad del viento.




“También en el sueño de este niño hay una cometa enferma”
Rafael Pérez Estrada.

De la Levedad del viento, de Jean Leclerc:

I
La geisha Masako Natsume escribe sobre papel de arroz:
«El viento ama una larga cabellera negra
                                                           y la seda».
II
En su Tratado de la seducción, Doménico Conte aclara:
«La peor desgracia que puede sucederle a una muchacha de labios encendidos es perder su abanico».

III
En su recámara, la poeta inglesa romántica Helen Lewis redacta, antes de suicidarse, una nota manuscrita donde reza:
«Amaina el viento y las veletas lloran desconsoladas».

IV
El capitán de navío Thomas Bloom observa en su cuaderno de bitácora:
 «Las velas encierran todos los vientos».

V
El ángel caído asevera:
«No son las alas, es el viento el que nos permite volar. Preguntadle a la espiga».

VI
De un manual de navegación bretón que previene contra las calmas:
«Apenas una ligera brisa corre entre los labios de los amantes».

VII
La niña Adèle Laroche, sentada en la orilla, escribe en la arena:
 «El mar borra las huellas y el viento las esparce».

Lidia Esteban.

domingo, 27 de enero de 2013

Habitación de Invitados 3: Aurora Delgado.


Ensayando la brevedad, 1: La duda

Tiene cinco años y su cuento favorito es El patito feo. No sabe si al patito no lo quieren porque es feo o porque es  diferente. 

Cuando pasa con su padre por la calle Betis siempre busca los patos en el agua. Mira, papá, los patitos blancos. A veces no la escucha. ¿Y el patito negro? O no le contesta. ¿Y el patito negro, papá? Insiste. Pero él acomoda de nuevo la mano minúscula en el hueco de la suya y aprieta el paso. Nunca sabrá que en realidad la niña le está preguntado si la quiere. 
Aurora Delgado.

domingo, 20 de enero de 2013

Cuánto la vida.




Es su vida un juego o algo serio
una señora italiana que interpreta el numerito del asombro
y se prende del brazo del joven camarero
pequeños afluentes de rubor
el carmín descendiendo en remolino hacia las comisuras
el color del expresso en la lengua
su mirada una nube en el ala del sombrero
incapaz de salir del restaurante
sin sentir
otra vez
cuánto gusta
cuánto vale
cuánto le da la vida
que es un juego
    o algo serio.

Llueve en la ciudad
los árboles son lanzas dormidas
o nidos de arañas a punto de estallar.

Ojalá ella pudiera entregarse
a la custodia de esa hoja
que resiste al invierno
             allí moraría su espíritu
             asido para siempre a la rama.






miércoles, 16 de enero de 2013

Habitación de Invitados 2: David Eloy Rodríguez.




Serie Haiku en bicicleta.

Al paraíso
no se puede acceder
en automóviles.

*

Va de un lado a otro,
ecológica y alegre,
la bicicleta.

*

Sol tras la lluvia.
Los radios de la bici
relampaguean.

*
Las ruedas sucias
de tierra del camino.
Regreso a casa.

David Eloy Rodríguez

domingo, 6 de enero de 2013

Breve 3.



Si hubieras construido esa casa de juguetes 
que me prometiste, 
hoy al menos tendríamos un lugar 
donde buscarnos.

martes, 1 de enero de 2013

Habitación de invitados 1. Luis Verdejo.





El pasado se fundió con el calor del tiempo.
Diluida y caliente, la lava cayó en el molde adecuado. 
Se trasformó en figurita, herramienta, juguete y         tranquilidad. 
La pieza que encaja en el lugar que quieres,
el juguete roto, ya no lo es,
siempre fue lo que no era.
Tú lo creaste, porque en su momento así lo sentiste.
Con las lunas y las luces o...
con la navaja o el bisturí,
el corte fue limpio,
el cirujano consiguió su propósito, 
no hubo dolor, no se produjo daño, solo cambio.
Si corto por lo sano o no, será juicio, decisión, propósito,                 casualidad...
Todos queremos, podemos ser nuestros propios cirujanos 
con navajas o bisturís afilados.
Cortamos, extirpamos dramas o sacamos punta a comedias.
¿Seremos cirujanos o navajeros?

Casi coincidió con el fin del mundo...
puede ser uno de los mejores comienzos.

Luis Verdejo.