martes, 27 de noviembre de 2012

Breve 1.




El tiempo crece en mi mesa de trabajo.
             …Cuándo podré tocar tus manos de nuevo.

martes, 13 de noviembre de 2012

Primer conjuro contra el desánimo.




Yo tenía la cámara
y tú movías la linterna
por encima de la cabeza
en la oscuridad.
Era un baile loco y alegre
inspirado en el alboroto de las olas.
El clic capturó un garabato de luces
amarillas y anaranjadas,
con un centro blanco.
Era verano.
Esta es la fotografía,
no me digas que no la ves.
La tristeza es una clase de ceguera.

Escucha mi voz.
Es un radar que detecta hilos rotos,
pero también una mano que los anuda.
Déjala pasar.

Qué conjuro podría con las piedras
que rinden tus párpados.
En tu lugar, yo no querría poemas.
Solo te digo palabras.
Hoy.
Andar.
Juntos.
Sí.
Quiéreme.

¿Las oyes?

viernes, 2 de noviembre de 2012

Hace mucho tiempo.


Ayer pasé por una de esas calles de mi ciudad que dan al norte. Me fijé en un banco. Era un bloque de hormigón tan roído que su asiento dejaba ver su armazón de gavillas de hierro. Entre las cuadrículas rojizas había arena, gruesa y descolorida. Sin parar de caminar, estiré la mano como si quisiera tocarla y mis dedos la sobrevolaron.



De pronto, una calle de Río Tinto. Parece que siempre ha sido invierno. Yo -muy cerca del suelo- veo el cemento como la piel de un animal extendida sobre la tierra roja. Está cuarteado y entre las grietas asoma la verdina. Siento que eso ya estaba allí antes de que nacieran mis padres y mis abuelos. Alguien echó una capa de cemento sobre el suelo, quizás para evitar los charcos o para allanar un camino transitado cada día. Así que era algo que tuvo sentido antes, que ha estado a la vista siempre, pero que ahora es inútil y desaparece ante los ojos de casi todos. 


Una niña mira y esa grieta que no se atreve a tocar le hace sentir vértigo: una mancha en cuya superficie se precipita el significado de "día", "mes", "año", perdiendo su forma lingüística. Cuanto más jóvenes son los ojos, menos palabras; y más honda la distancia hacia atrás. 

Así aprendo el sentido del “hace mucho tiempo”.

viernes, 19 de octubre de 2012

Mastico serpientes.



“Los otros no lo notan,
no hundo a nadie conmigo
y nadie tampoco puede salvarme”
Miriam Reyes.
Mi boca es una cueva.
Mastico serpientes,  
trago su veneno.
Duerme mi lengua sin reposo,
y mis labios, piedras de azufre, sellan lo oscuro.
Mi boca es una cueva
en la que duerme un dragón.
Deberías temer su fuego,
porque no sólo arden mis pensamientos.
Si intentas meter los dedos
una vez más
los sacarás carbonizados.
Mi boca es la guarida
de un dragón justiciero
que destruye a quien intenta
apagar su furia con gatos o liebres. 

lunes, 15 de octubre de 2012

Pequeña exposición.




Ven, hazme un favor.
Busca, no te de miedo la sangre,
ni te sorprenda que tus uñas tropiecen
con algo duro.
Mete la mano en esta caja
y saca todas las conchas
que encuentres.
Después acércalas al lavadero
para que el agua las deje en su color.

Mientras, yo puedo cubrirme 
y ponerme en pie.

A la tarde en los escalones de la calle
montaré mi pequeña exposición
de cicatrices y refugios
a la que tú estás invitada.

viernes, 12 de octubre de 2012

Cuento popular.



Y ahora el padrino, ¿dónde lo hallaremos? 
Sale un ratón detrás de un molino:
“Hagan las bodas, yo seré el padrino”.
Estando en la boda bebiéndose el vino
llegó un gato negro y se llevó al padrino.

Las bodas del piojo y la pulga. Cuento popular.


Una pareja entra en escena.
Ella, rubia de bote; él, moreno alquitrán.
Ropa de diario, dedos grises de recoger colillas, cicatrices que no se reflejan en los escaparates.
Siempre a mil kilómetros del glamur, animales de descampado, han hecho un largo viaje por las calles de su barrio hasta llegar a esa oficina en la segunda planta.

Ella (a bocajarro): Vendremos a casarnos el sábado.
Voz entrecortada que rasga el papel de citas y aliento a tabaco y cerveza que tuerce el gesto de los funcionarios.
Ella (Sin perdices y sin que suene a pareado): Mañana pagamos: el padrino está lejos y él es quien tiene la pasta. 

Él (sonríe grande): 

Guiño a la señorita que toma nota. Parece que van a irse.
Ella (a la funcionaria, metiendo la cabeza en el despacho): No nos borres de la lista, que seguro que venimos.

Qué vida esta, 
como una obra de malos y peores 
donde cada cual interpreta a muerte 
su momento de gloria o esperanza.

viernes, 5 de octubre de 2012

Tiempo suspendido.





Cuando el tiempo se suspende
no hay principio ni fin, solo el vuelo perpetuo.
                                                                        Peter Sís: El coloquio de los pájaros.



Hoy es lunes.
Nuestros dedos siguen un garabato
impreso en el calendario
con rotulador de punta gruesa.
Los meses son el rastro del Circular 1, ese autobús;
y los días, la huella de un cochecito de carrusel
desde el que vemos
la playa, el puerto, el bloque de pisos, la carretera,
la playa, el puerto, el bloque de pisos, la carretera…
La mano que dice hola y adiós.

Hoy siempre es lunes.
Hoy es todos los días.
Seguimos la marca de norias y circuitos.
Cintas transportadoras de almas,
artefactos que nos conducen
desde aquí hasta el mismo sitio
cada jornada
mientras nos hacemos viejos.

Solo si cerramos los ojos
y levantamos la cabeza
veremos detrás de los párpados,
por un segundo, el hilo brillante
que anuda los corazones de las aves,
los esfuerzos de unas
al amor de las otras,
mientras se alejan en bandada.